Milo miraba en internet diferentes catálogos de lencería,
pues cuando por fin había convencido a Dafne de mudarse con él se había dado
cuenta que ella no tenía “lencería sexy”, no podía decir que su ropa interior
fuera de anciana, pero el ver su ropa interior con dibujos “tiernos” le hacía
sentir incomodo, razón por la cual no había podido pasar la noche de pasión que
tanto deseaba tener con Dafne.
Así que después de ver varios catálogos e imaginar cómo se
vería Dafne usándolos, por fin se decidió por un conjunto en color blanco con
encaje y bordados.
Los días pasaron y Milo esperaba impaciente su compra, hasta
que una mañana por fin llegó, abrió rápidamente el empaque y reviso su pedido,
era idéntico al que había visto en internet, incluso pensaba que sería una
verdadera lástima que Dafne solo lo fuera a tener puesto unos instantes antes
de que el prácticamente se lo arrancara para poder tener acceso completo al
cuerpo de ella.
-bichito, ¿ya llego el paquete que tanto esperabas?, ¿Lo
puedo ver?- pregunto Dafne entregándole a Milo una taza de café.
-De echo es un regalo para ti, espero que te guste- dijo
entregándole a Dafne la pequeña bolsita.
-Dafne saco de la bolsita su contenido y se sonrojo al
verlo-
-Pensé, que cuando llegara el momento te gustaría usar algo
lindo, disculpa si te moleste, no quería ofenderte de ninguna manera, mucho
menos presionarte-
-Es muy bonito, gracias bichito- respondió Dafne dándole un
pequeño beso en los labios.
-No tienes nada que agradecer te amo y sé que te verás muy
bonita el día que decidas usarlo-
Al medio día Milo fue asignado a una urgente misión y Dafne
lo vio marcharse esperando con todo su corazón que regresara con vida.
Los días pasaban y Dafne no tenía noticia alguna de Milo y
su preocupación iba en aumento, pasaba las noches abrazando la chamarra negra
de Milo hasta quedarse dormida.
Mientras tanto Milo y Aioria ya habían terminado con la
misión pero Milo había insistido en quedarse un par de días más para disfrutar
del lugar.
-Deberías contestarle el teléfono, seguro esa niña está al
borde de un infarto por no saber de ti –
-Eso quiero, que me extrañe- respondió con indiferencia Milo
mientras daba un trago a su bebida.
-Enserio que no te reconozco Milo tú no eres así, siempre
les habías dejado en claro a tus conquistas que no querías nada serio, pero con
Dafne te estás pasando, le has hecho creer que es el amor de tu vida, que
quieres todo con ella y cuando te canses de ella, ¿Qué vas a hacer?-
-Aioria, ni siquiera sé si me voy a cansar de ella, ¿la has
visto de espaldas?, es idéntica a mi Camus, supongo que es el premio de
consolación que me han dado los dioses-
-¿Premio de consolación?
Dafne es una persona, no un trofeo-
-Ya lo sé, a lo que me refiero es que Camus no va a revivir
y yo no quiero pasar solo el resto de mi vida, además mi sinceridad solo ha
provocado que me quede solo, le dije a Shoko que no quería nada serio y me
dejo, lo mismo con Shaina. Por eso a Dafne le he dicho lo que ella ha querido
escuchar y sigue conmigo.
-Insisto en que no deberías comportarte así con ella-
-No te preocupes, mañana cuando regrese se lo compensare y
ella estará muy feliz de que regrese con vida-
Milo apuro su bebida, se despidió de Aioria y fue a su
habitación, se quedó mirando el techo por un buen rato, pues aunque no lo
admitiera las palabras de Aioria le habían afectado, ¿pero que quería? que
pasara la vida solo, el merecía tener a alguien que lo amara.

No hay comentarios:
Publicar un comentario