Cuando Dafne se recupero por completo volvió a
entrenar con Milo, solo que ahora los entrenamientos eran mas demandantes y
Milo parecía querer acabar con su alumna mas que entrenarla pues no media la
fuerza de sus ataques.
-Maestro ya estoy muy cansada, no puedo mas-
pedía Dafne, mientras se comenzaba a incorporar despues de haber recibido un
ataque de parte de su maestro.
-Eres muy débil- exclamo Milo atacando de
nuevo a su alumna que ni siquiera había alcanzado a ponerse de pie.
Dafne quedo de nueva cuenta tendida en el
suelo y había decidido no intentar ponerse de pie.
-Levántate, a ese paso jamás vas a poder
hacerle frente a un Santo dorado- exigió Milo
-No puedo, ya se que tu poder podría acabar
con la galaxia entera pero mi poder es muy inferior, y si eso es lo que querías
escuchar pues ya lo dije. Además si recibo un ataque mas moriré- respondió la
Santia desde el suelo.
Milo se sintió culpable pues sabia bien que
sus ataques habían estado lejos de ser propios de un entrenamiento, se había
desquitado con Dafne, había externado en cada ataque el dolor y la tristeza que
sentía, estaba enojado con el destino que le había arrebatado a Camus y le
había dado en Dafne una pobre copia de su amado, pues por mas que había
intentado no ver en Dafne a Camus, su mente no estaba de acuerdo y cada vez le
era mas difícil resistir aquellas visiones.
Dafne comenzaba a intentar levantarse pero sus
movimientos eran lentos y temerosos pues a cada instante esperaba recibir un
nuevo ataque que la mandara de nueva cuenta al suelo.
-¿Por que eres tan malo conmigo?- pregunto la
Santia terminando de sentarse.
Milo se quedo en silencio pues no tenia una
respuesta que pudiera darle a Dafne. -No soy malo contigo simplemente soy exigente-
dijo despues de unos instantes mientras ayudaba a la Santia a ponerse de pie y
dando por finalizado el entrenamiento de ese día.
Dafne camino despacio alejándose de Milo
pensando en que tendría toda la noche para inventarse un pretexto y no ir a
entrenar a la mañana siguiente, pues ahora lo único que deseaba era llegar a su
habitación, dejarse caer en su mullida cama y no levantarse en días.
-¡Espera!- grito Milo - provocando que Dafne
se parara en seco y retrocediera hacia donde el estaba -
Ya se esta haciendo de
noche, estas cansada y el camino es largo, por que no te quedas en mi Templo,
así mañana no llegaras tarde al entrenamiento- dijo mostrando su mejor sonrisa.
Dafne estaba desconcertada pues no esperaba
que Milo la invitara a quedarse despues de cómo se había comportado con ella en
el entrenamiento. Pero algo era seguro no podía negarle nada a Milo cuando le
sonreía de aquella manera.
-Además puedes usar mi tina, yo se que con el
arduo entrenamiento de hoy lo que mas estas deseando es sumergir tu cuerpo en
agua caliente y sales de baño- añadió Milo esperando la respuesta de Dafne.
-Bien, me quedare- respondió Dafne ignorando
la vocecita interna que le decía que no era buena idea quedarse, pero tenia que
admitir que desde aquel día en que Milo la beso no había pensado en nada mas
que en volver a repetir aquellos momentos.

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