A Milo no le había costado nada seducir a
Dafne, aunque a pesar de que ya habían pasado varios meses desde aquella noche
en la bañera. Aun no había podido tenerla por completo pues su conciencia le
decía que había ido ya demasiado lejos diciéndole a Dafne que la amaba cuando
solo veía en ella un reemplazo. En ocasiones tenia ganas de decirle la verdad,
que no la amaba y que su corazón siempre seria de Camus, pero, ¿que ganaría con
tal confesión?, quedarse solo y lastimar a Dafne quien cada día le demostraba
su amor.
-Bichito, te traje manzanas de las que te
gustan- dijo Dafne al entrar al templo, pero no obtuvo respuesta alguna. Avanzo
en la obscuridad hasta que encontró un sendero de velitas que llegaba hasta una
mesa para 2 personas.
-Llegaste antes, aun no término de preparar la
cena- Milo salió de la cocina aun con el delantal puesto y Dafne inmediatamente
fue hacia el y lo beso apasionadamente.
-Tu delantal dice “besa al cocinero”- dijo
Dafne mientras aun abrazaba a Milo.
Milo olvido por completo la cena que preparaba
y se concentro en Dafne a quien hizo dar algunos pasos hacia atrás hasta que la
espalda de Dafne quedo contra una pared facilitándole a Milo el cargarla para
que quedara a su altura. Dafne acomodo sus piernas alrededor de cuerpo de Milo.
Dafne sentía como cientos de descargas
eléctricas recorrían su cuerpo al sentir como Milo besaba su cuello, sabia que
le iban a quedar marcas y que al día
siguiente tendría que usar bufanda a pesar del cálido clima. Pero no le
importaba. Se sentía tan bien tener sus labios recorriendo su cuello.
Milo detuvo sus besos y llevo a la Santia en
brazos hasta su habitación donde la dejo suavemente sobre la cama, se quito el
delantal y subió hasta los labios de Dafne acomodándose sobre su cuerpo, esta
vez teniendo cuidado de no dejar caer su peso sobre ella.
-Espera Milo- dijo Dafne incorporándose un
poco – Huele a que algo se esta quemando-
-¡La cena!- Milo recordó que había dejado la
pasta en el horno y fue rápidamente hacia la cocina de donde ya salía humo
negro proveniente del horno. Con cuidado abrió la puerta del horno liberando
una gran cantidad de humo negro. Pasaron varios minutos antes de que intentara
sacar el molde del horno y cuando al fin lo hizo se encontró con restos de
pasta carbonizada.
-Creo que no cenaremos hoy- dijo Dafne
abrazando a Milo por la espalda y parándose de puntitas para darle un beso en
el cuello. –Sera mejor que dejemos esto en la tarja y esperemos a que alguna
doncella venga mañana a intentar lavarlo, mientras veré que hay en el
refrigerador- Dafne encontró en el refrigerador
gelatina y pastel. Además de que en el congelador encontró un bote de
helado de chocolate a medias.
-La cena esta lista- dijo Dafne dejando sobre
la mesa lo que había encontrado en el refrigerador.
Los planes de Milo para esa noche se habían
frustrado, aunque eso le había dado tiempo a su conciencia de evaluar aun más
sus próximas acciones. Lo cual no le agradaba del todo pues a pesar de lo mucho
que se quería convencer de que hacia lo correcto había una parte de el que le
decía que debía parar antes de que la hiriera gravemente. Pero que riesgo
había, Camus no regresaría y ella era lo mas parecido a el que podría tener.

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