Mu se había
apresurado a terminar de reparar la armadura de Milo y decidió llevársela, pues
ese le pareció un buen pretexto para ver a Dafne. Así que se teletransporto
hasta la entrada del templo de Milo y pidió permiso para entrar.
-Mu te parece que
estas son horas de venir a molestarme- grito enfadado Milo desde el interior de
su habitación.
-Son las 8 de la
mañana, es una hora bastante razonable, solo vine a dejarte tu armadura y ver
si la de Dafne necesita alguna reparación-
Milo se levantó de
la cama cubriendo a Dafne con las sabanas, pero dejando al descubierto el
hombro de Dafne y parte de su espalda, se puso la bata y abrió la puerta de su
habitación lo suficiente para que Mu lograra ver a Dafne aun dormida.
-Deberíamos hablar
afuera, no quisiera despertar a Dafne, no debería contarte esto, pero la deje
exhausta, supongo que entiendes de lo que hablo- dijo Milo cerrando la puerta y
guiñándole un ojo a Mu.
-No tengo nada de
qué hablar, solo vine a dejarte tu armadura y ya lo hice, así que me voy-
respondió apresuradamente Mu, haciendo un esfuerzo por mantenerse indiferente y
salir de ahí lo más rápido posible.
Milo lo vio
alejarse y sonrió de lado, mientras decía en voz baja “nadie me va a quitar a
mi Camus”
-bichito quien era-
pregunto Dafne, saliendo de la habitación con una camisa de Milo puesta y aun
tallándose los ojos mientras daba un enorme bostezo.
-Solo Kiki que vino
a dejarme mi armadura- respondió dando la espalda a la entrada y acercándose a
Dafne para abrazarla.
-Bichito me duele
la cadera, y me cuesta trabajo caminar- se quejó Dafne.
-Vamos a la tina,
veras que el agua caliente te quita el dolor- dijo Milo llevando a Dafne en
brazos hasta la tina.
Mientras tanto en
Aries.
Mu había
aprovechado que Kiki seguía dormido para poder externar sus sentimientos, tiro
todo lo que estaba sobre la mesa de trabajo de su taller de un solo movimiento.
Dejo que las lágrimas corrieran libres por su rostro, se reprochó el no haberle
expresado a Dafne lo que sentía por ella. Pues le había gustado desde la
primera vez que la vio, y el tiempo que paso con ella hizo que aquella simple
atracción se convirtiera en algo más. Se había enamorado de ella, y el verla en
la cama de Milo lo había herido profundamente. Necesitaba recuperarse, y el ver
a Dafne con Milo no hacía más que herirlo, por lo que decidió ir a Jamir por un
tiempo.
-Kiki, ya
levántate, nos vamos a Jamir- anuncio Mu llamando fuertemente a la puerta de la
habitación del pequeño aprendiz, que inmediatamente se levantó de un salto y se
arregló para irse.
Mu preparo algunas
de sus herramientas y armaduras pendientes por reparar y junto con Kiki se
teletransportaron hasta el interior de la torre de Jamir.
-Maestro, creo que
no es buena época para estar aquí, vea está lloviendo muy fuerte y al parecer
el clima no va a cambiar en días, no podremos entrenar afuera-
-¿Solo por qué está
lloviendo?, Kiki los enemigos no se van a detener solo por el clima, tampoco te
tendrán consideraciones, así que debes aprender a combatir en todo tipo de
clima, desde el sol más abrazador hasta la nevada más intensa- respondió Mu
algo molesto.
-Si maestro, con
que quiere que empiece-
-hoy no
entrenaremos, descansa y ve a elegir tu habitación- respondió secamente.
-¿Le pasa algo
maestro?- pregunto Kiki desconcertado, por lo general su maestro se dirigía a
él con un tono más alegre y su rostro nunca antes había estado con una
expresión tan rígida. Pues en estos momentos su maestro le recordaba más a
rigidez y frialdad del maestro Camus.
-Nada, estoy bien,
es solo, estoy algo cansado, son muchas armaduras por reparar, el tener que
entrenarte a ti, Dafne acos... tumbrandose a Milo, quiero decir no es nada-
-¿Es por la
señorita Dafne?, ¿Le gusta verdad?-
-No, no me gusta,
por el contrario me parece que yo no debería permitirte pasar tanto tiempo con
ella, pues como todas esas Santias su entrenamiento ha sido bastante relajado,
por lo que no tienen la disciplina necesaria para entrenar a un aprendiz-
-Yo pensé que la
señorita Dafne le caía bien- dijo Kiki desconcertado mientras se alejaba de su
maestro para buscar su habitación.

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