sábado, 29 de febrero de 2020

Fictober 2019 Día 16: Maldito






Milo se levantó temprano pues estaba impaciente por ir al cementerio a vigilar la tumba de Camus. Así que antes de que el sol saliera él ya estaba haciendo guardia en la tumba del caballero de acuario.




-Milo, ¿qué haces aquí?- pregunto Marin sorprendida al ver como Milo comenzaba a aflojar la tierra de la tumba.




-Solo le ayudo a Cam a salir, no quiero que se gaste sus pocas energías en intentar salir, Afrodita me conto lo difícil que le fue salir y no quiero que mi Cam pase por lo mismo-




-¿Cómo supiste de Afrodita?- pregunto Marin asombrada.




-Fácil ayer por la noche cuando regresaba a mi templo, al atravesar el de Tauro, la voz de Afrodita me llamo y Aldebarán tuvo que contármelo todo, así que he decidido que yo me voy a hacer cargo de la tumba de Camus, si lo piensas les estoy aligerando el trabajo, no se tienen que preocupar más por esta tumba, ya que desde hoy yo la vigilare día y noche hasta que Cam reviva- respondió Milo dedicando una mirada tierna a la tumba.




-¿y Dafne?, por lo que veo, supongo que vas a terminar con ella-



-Si, en el momento en que Cam abandone su tumba- respondió secamente Milo.




-¡Saga acaba de revivir!- grito Shaina, y Marin corrió hacia la tumba de Saga dejando a Milo solo.




Jabu y Hyoga ayudaron a Saga a salir de su tumba e inmediatamente lo llevaron al lugar que Saori había dispuesto para él.




Para la tarde ya se encontraban recuperándose en Tauro Mascara de la muerte y Shura. Por lo que Milo comenzaba a tener pensamientos pesimistas sobre Camus. La impaciencia lo llevo a descubrir por completo el ataúd de Camus, y en unas cuantas horas más, cedió a la tentación de abrirlo, retiro con cuidado la tapa de madera sintiendo aun la humedad de la tierra en esta, dejo la tapa aun lado y observo asombrado como al menos el rostro de Camus no presentaba ni la más mínima señal de corrupción. Recordó entonces que Afrodita aun presentaba las heridas de su última batalla. Por lo que lentamente y con mucho cuidado tomo a Camus en brazos, notando como la blanca túnica que cubría su cuerpo presentaba ya los estragos del tiempo y de estar bajo tierra. Se sentó a un lado de la tumba manteniendo a Camus en su regazo, acaricio su mejilla retirándole el cabello, lo abrazo con suavidad sintiendo el frio que emanaba el cuerpo de Camus, entonces comenzó a calentarlo con su cosmo como hiciera Shun con Hyoga.

Mientras tanto en Jamir…

Mu jugaba con el guante de la armadura de picis, arrojándolo una y otra vez hacia el cielo y atrapándolo de vuelta, no entendía por que Shaka le había llevado hasta Jamir las cloths de sus compañeros caídos pidiéndole que las repara lo más pronto posible, seguramente algunos caballeros de plata subirían de rango aunque, tal vez Shyriu bien podría usar la armadura de Capricornio a pesar de ser de bronce. Pero la de Picis… ¿Quien podría soportar el veneno de las rosas? Afrodita no tenía aprendiz.




Mu dejo de lado el guante y saco de uno de sus bolsillos la foto que tenia de Dafne, y la miro con tristeza.




-Maldito Milo, el sabía que estoy enamorado de Dafne- apretó el puño que tenía libre hasta sentir como sus cortas uñas se clavaban en su piel. Guardo la foto y miro con desgano las cloths que le faltaban reparar, el trabajo se le había acumulado como nunca antes, se alejó de la mesa de trabajo arrastrando los pies, abrió una de las ventanas y miro el cielo nocturno, la luna llena iluminaba escasamente el árido paisaje que rodeaba la torre, no había plantas, mucho menos flores, era cierto lo que Dafne dijo “la torre de Jamir parecía salida de una película de terror”. Sin electricidad, ni comodidades modernas. Él nunca había puesto atención en esas cosas hasta que ella se las hizo ver. “¿No tienes tele?” fue lo primero que pregunto después de que le mostrara por completo la torre cuando fue asignada por Atena para ayudarlo con las armaduras de bronce. Recordó como Dafne se había expresado de la torre: “Esta horrible” he inmediatamente se llevó las manos a la boca en un vano intento por no haber expresado tan contundente opinión. Cerró la ventana y camino hacia su habitación a paso lento.




Entonces cayo en cuenta que todo en Jamir le recordaba a Dafne, a pensar de que ella no había estado ahí más que un par de meses para el parecía que había pasado toda una vida, recordaba sus risas por la mañana cuando Kiki y ella jugaban con el desayuno en lugar de comerlo, cuando por la noche asaban malvaviscos en las brasas que quedaban en su taller y el aroma lo hacía abandonar la armadura en la que estuviera trabajando solo para unirse a ellos. Una sonrisa se dibujó en su rostro por un instante al recordar todos aquellos momentos, pero inmediatamente fue borrada por las lágrimas que comenzaban a escapar de sus ojos a pesar de todos sus esfuerzos por contenerlas.




Llego a la puerta de la habitación donde se había quedado Dafne y esta vez no pudo pasarla de largo como había hecho tantas veces antes, maldijo en un susurro su debilidad por Dafne, porque eso debía ser “debilidad” se lo repitió una y otra vez que debía ser fuerte, pero al final su mano en automático abrió la puerta, casi sin que él se diera cuenta de la acción.




Camino como hipnotizado hacia el interior y se dio cuenta que no había ni la más mínima huella de que Dafne hubiese estado ahí, abrió los cajones de los muebles esperando encontrar alguna prenda que aun conservara su aroma, pero no había nada, estaba por salir de la habitación cuando noto que detrás de la puerta estaba tirada una bufanda. La levanto y sacudió el polvo con cuidado, enseguida comprobó que aquella prenda olvidada aun tenía el aroma del perfume de Dafne.




Respiro profundamente inhalando aquel aroma para enseguida cerrar de nueva cuenta la habitación.


“maldito Milo” fueron las palabras que escaparon de sus labios y el mismo se sorprendió al escucharlas, no debía pensar así, no de un compañero como Milo, pero no podía evitarlo, no era una estatua, era humano y tenía sentimientos que por más que quisiera no podía ignorar. ¿Pero?, ¿En realidad quería ignorarlos?…




Sin darse cuenta había llegado hasta su habitación con esos pensamientos atormentándolo.


Pero entonces decidió que ya no tenía caso seguir luchado en contra y así como tenia abrazada aquella bufanda decidió abrazar sus sentimientos, regresaría al Santuario y sin importar nada le diría lo que sentía a Dafne

Fictober 2019 Día 15 Toxico



Cementerio del Santuario.

Era medio día y el sol caía a plomo sobre las lapidas, no había lugar donde Jabu pudiera resguardarse del intenso calor pues hacerlo implicaría dejar su puesto de guardia frente a la tumba de Saga. 

Llevaba semanas en ese lugar con un descanso mínimo, escasa comida y poca agua. Ya que para mantener en secreto la misión Saori no había autorizado que las doncellas del santuario les llevaran alimentos pues podrían poner en riesgo sus planes. Por lo que la única comida y agua con la que contaban era con lo que Aldebarán podía llevarles cada que tenía un descanso.

Jabu se dejó caer de rodillas sobre la tumba de Saga. La escasa sombra que esta proyectaba le había servido para mantener su botella de agua lo más fresca posible pero al abrirla se dio cuenta que apenas quedaba un poco en el fondo. Jabu bebió lo último y maldijo por lo bajo.

-Si Saga tarda más en revivir, tendrán que cavar mi tumba junto a la de el por qué ya no puedo seguir más tiempo así- dijo en voz baja mientras se limpiaba el sudor de la frente con el dorso de la mano.

-¿Te sientes bien?- pregunto Aldebarán al pasar al lado de Jabu,  y juntos se sentaron a comer a un lado de la tumba aprovechando que el intenso sol había sido cubierto por una nube dándoles un pequeño descanso del intenso calor.

-¿Alguno ya revivió?- pregunto Jabu mientras abría apresuradamente la botella de agua que le había entregado Aldebarán

-No, ninguno- respondió Aldebarán

-Me parece que ya fue mucho tiempo, creo que Hades solo engaño a nuestra diosa, seguramente el maldito en estos mismos instantes debe estar riéndose de nosotros  si es que ya se enteró de cómo estamos aquí cuidando las tumbas día y noche para nada- dijo molesto Jabu

-Yo espero que cumpla su palabra porque a nuestra Diosa le hace mucha ilusión que Saga regrese a su lado, pero estoy de acuerdo, ya fue mucho tiempo-

Ambos santos terminaron su comida y se quedaron disfrutando del suave viento que comenzaba a contrarrestar el calor del mediodía. Pero su descanso fue interrumpido cuando Marín llego corriendo a avisarles que Hyoga había abierto la tumba de Afrodita cuando vio que la tierra de encima se movía un poco. Aldebarán se despidió de Jabu e inmediatamente siguió a Marín hasta la tumba de Afrodita, donde Hyoga ya se encontraba ayudándolo a Salir pues al parecer Afrodita no contaba con la fuerza suficiente para salir por si mismo.

Aldebarán llevo en brazos al desconcertado santo de piscis hasta el lugar que Atena había dispuesto para que se recuperaran. Mientras en el cementerio Marín y Shaina dejaban la tumba de Afrodita como si nada hubiera pasado.

-Bueno una tumba menos que vigilar- dijo Marín sacudiéndose la tierra que aún le quedaba en las manos.

-Es verdad, pero me hubiera gustado que fuera Camus quien reviviera primero, ya quiero ver cómo le congela el trasero a esa estúpida niña-

-Shaina ya te he dicho que dejes a esa niña en paz si es que quieres que tu armadura quede bien reparada, ya vez lo bien que se lleva con Kiki y Mu- respondió Marín tomando del brazo a su compañera

-Esas santias… estábamos mejor sin ellas- dijo pateando una piedra.

La tarde ya daba paso a la noche y Jabu sentía un momentáneo alivio del intenso sol de la mañana.  Se acostó en el suelo al lado de la tumba y miro hacia el cielo preguntándose porque Afrodita y no Saga, pues si hubiese sido Saga el primero en revivir, su guardia habría terminado y por fin podría dormir bajo techo y no estar a la intemperie día y noche sufriendo los cambios climáticos.

-¿Qué haces aquí?- pregunto Milo mirando extrañado al cansado santo de unicornio.

-Este, yo, vera, Pues apreciando las estrellas- dijo atropelladamente para mantener en secreto la misión.

-Y para ver las estrellas tenías que acostarte junto a la tumba de Saga-

-Bueno no, pero yo, este, es que aquí se aprecian mejor- respondió

-Tengo la impresión de que me estas ocultando algo, no es la primera vez que te veo aquí junto a la tumba de Saga por las noches- volvió a cuestionar Milo.

-¿Y para quien son esas flores?- pregunto Jabu espontáneamente, al notar el ramo de tulipanes que llevaba en la mano.

-Hay Jabu, pues son para Dafne- respondió Hyoga quien se aproximó al notar que Jabu estaba siendo cuestionado.

-No, de hecho no son para Dafne- dijo Milo bajando la mirada.
Hyoga y Jabu se miraron sorprendidos por la respuesta.

-Son para mi Camus- dijo Milo alejándose de la tumba de Saga.

Hyoga siguió a Milo a cierta distancia, pero cuando Milo se arrodillo en la tumba de Camus y 
comenzó a colocar las flores noto como las lágrimas de Milo comenzaban a caer sobre la seca tierra de la tumba.

-¿Le gustaban los tulipanes?- pregunto Hyoga a cierta distancia.

-No lo sé, jamás me dijo cuales flores le gustaban, es solo que los tulipanes me recuerdan a el-

-Lo siento- murmuro Hyoga en respuesta

-¡No, no lo sientes!, ¡A ti no se te acabo el mundo cuando el murió!, ¡Vete y déjame en paz!-

Hyoga se alejó pensando en sí debería decirle algo, después de todo Saori no podría mantener por siempre el secreto de los caballeros que volvieron a la vida.

-Milo, ¿Qué haces aquí?, pensé que ya tenías a quien remplazara a Camus en tu cama-

-¡Déjame solo Shaina!-

-Está bien, pero ve pensando en cómo le explicaras a Camus lo de Dafne, aunque supongo que eso será lo de menos considerando lo toxica que era su relación y lo de su amiguito Surt, aunque bien podrían divertirse los 4, tal vez a Camus le agrade la idea de tener un remplazo para cuando él no tenga ganas-

-Shaina lo único Toxico aquí son tus palabras Camus y yo estábamos muy bien nuestra relación era perfecta, espera, ¿a qué te refieres con lo de “tener que explicarle lo de Dafne”?-

-A eso que Camus va a revivir, no se cuánto tiempo se lleve pero sé que lo hará, porque la suya es una de las tumbas que Atena nos ordenó vigilar, y hoy precisamente Afrodita revivió, si no me crees velo con tus propios ojos, se está recuperando en la casa de Tauro. Pero no le digas a nadie lo que te acabo de decir, se supone que es un secreto, pero yo no soporto verte triste por eso te lo confesé- 

Respondió Shaina dándole la espalda a Milo y alejándose.

Milo se quedó inmóvil un momento procesando en su mente las palabras de Shaina. Preguntándose si eran vedad, pues el solo hecho de imaginar que Camus volvería a la vida lo hacía sentirse inmensamente feliz, tenía ganas de cavar con sus propias manos para que a Cam no le costara trabajo salir.

Pero como era eso posible, seguramente sería todo una broma de Shaina, aunque había manera de comprobarlo así que abandono la tumba de Camus y se dirigió lo más rápido posible a Tauro.

- Aldebarán, ¿puedo pasar?- Pregunto Milo sin obtener respuesta alguna, por lo que comenzó a caminar lentamente dentro del templo.

Apenas podía ver el camino debido a la obscuridad del lugar. De pronto Milo escuchó una voz llamarlo en la obscuridad.

-¿Afrodita?- preguntó Milo desconcertado mientras recorría el pasillo en busca de su compañero.

-Si soy yo, ven estoy en la última habitación- volvió a hablar el recién revivido.

Milo llegó a la puerta de la habitación y se sorprendió al ver a su compañero de nuevo con vida, estaba algo más pálido de lo que recordaba y su cabello un tanto opaco y desarreglado pero estaba ahí, frente a él, con vida y recuperándose.

Milo se acercó a la cama teniendo cuidado de no despertar a la doncella que “cuidaba” del caballero.

-Abrázame Milo, te extrañe tanto-

-Y yo a ti mi linda rosa- dijo Milo abrazando a su amigo por un largo rato.

-¡Milo qué haces aquí!- grito Aldebarán

-No lo regañes, yo lo llame, escuche su voz cuando cruzaba el templo y le pedí que viniera, además me sentía muy solo aquí- explicó Afrodita.

-Pero tú solo debes descansar y recuperarte- Respondió Aldebarán intentando disimular su preocupación al ver que a cada momento más personas conocían el secreto que Atena le había pedido guardar.

Milo pasó un tiempo más con Afrodita prometiendo ir a visitarlo al día siguiente, pero antes de que pudiera salir del templo Aldebarán lo interceptó para pedirle que no le contara a nadie que sus compañeros caídos estaban reviviendo.

-Está bien guardaré el secreto, pero quiero que me digas si mi Camus va a revivir-

-Sí, el sí fue elegido, no como él anterior patriarca Shion que se va a quedar en su tumba a pesar de lo injusto de su muerte- dijo con tristeza Aldebarán. Pero Milo no había escuchado todo, se había desconectado después de escuchar que Camus reviviría.

-Lo siento Aldebarán no me puedo quedar más tiempo contigo necesito ir a hacer algo a mi templo- respondió Milo dejando atrás el templo de Tauro.

Milo estaba eufórico, no cabía en sí de emoción, se imaginó como sería estar de nuevo junto al amor de su vida, tenerle de nuevo a su lado. Pero al llegar a su templo su alegría se transformó en culpa al ver a Dafne, se sintió aun peor cuando ella lo recibió con un cálido abrazo y un tierno beso en los labios.

-¿Te pasa algo?- pregunto Dafne preocupada

-No es nada linda- respondió Milo dejando a Dafne atrás.

-¿Quieres tomar un baño? Compre las sales que te gustan- Dafne siguió a Milo hasta su habitación – ¿Quieres cenar?, si no tienes ganas de cena tal vez quieras helado, ¿Te traigo vino o alguna otra bebida?- insistió Dafne

-No quiero nada, déjame en paz Dafne- respondió Milo visiblemente molesto.

-Está bien, ya no te molesto más, es solo que…- Dafne bajo la mirada.

-¿Qué quieres? Dímelo de una vez y déjame en paz- exigió Milo

-No es nada importante, te dejo descansar- respondió Dafne casi en un susurro

-A veces eres tan Toxica que ni yo te aguanto- dijo Milo cerrando la puerta de su habitación, dejando 
a Dafne afuera.

Dafne se había quedado inmóvil ante el gesto de Milo, pero cuando estaba por irse a la otra habitación Milo abrió la puerta sorpresivamente y abrazo a Dafne, ella estaba completamente desconcertada ante la acción pero no dudo en corresponderle.

-Te necesito Dafne- susurro Milo mientras mordisqueaba y besaba el cuello de la sorprendida chica.

Dafne se apartó un poco de Milo pero solo para dedicarle una mirada llena de amor y enseguida besarlo apasionadamente en los labios, Milo entonces acomodo las piernas de Dafne en su cadera y la llevo así hasta la cama de su habitación donde continuaron su noche de pasión, hasta que el cansancio venció a Milo quien dormía plácidamente mientras Dafne aun despierta solo descansaba sobre su pecho, le gustaba escuchar el palpitar tranquilo del corazón de Milo.

martes, 25 de febrero de 2020

Fictober 2019 Día 14: Inhóspito


En Jamir.

Kiki estaba agotado, su cuerpo presentaba las señales del duro entrenamiento, raspaduras, moretones, cortadas. Por las noches cuando estaba bajo la regadera dándose un merecido y necesario baño notaba las costras y heridas aún abiertas que le causaban leves dolores al momento de pasar la esponja sobre ellas, quería volver al santuario, pasar tiempo con Dafne y Aldebaran. Pero parecía que su maestro no pensaba regresar en un buen tiempo al santuario. Tampoco tenía muchas esperanzas de que alguien los visitara ya que el inhóspito camino desanimaba a cualquiera. Así que esa mañana se decidió a pedirle a su maestro la tarde libre para poder ir a ver a Dafne.

-Maestro, ¿me daría la tarde libre?, necesito recuperarme-

-Kiki hoy te iba a enseñar cosas muy importantes sobre la reparación de armaduras, pero está bien, supongo que me he excedido un poco con tu entrenamiento- respondió Mu al ver el precario estado de su aprendiz.

La mañana pasó más lenta de lo habitual para el pequeño aprendiz que además del pesado entrenamiento debía soportar el inhóspito clima de Jamir, pero cuando por fin llego la tarde, no dudo ni un instante en ir a su habitación y hacer acopio de sus escasas fuerzas para tele transportarse al Santuario. Pero debido a su débil estado decidió primero visitar a Aldebaran, seguramente él se ofrecería a prepararle algo delicioso de comer.

-Aldebaran, ¡Puedo pasar!, soy Kiki- grito en la entrada del templo

-¿Kiki?, que no estabas con Mu en Jamir-

-Pues…-

-Viniste sin permiso, pequeño travieso, pero pasa- respondió Aldebaran.

Kiki entro al templo, pero antes de que él y Aldebaran pudieran hablar Saori llego al templo.

-Aldebaran- llamo desde la entrada pues a pesar de ser una diosa no le gustaba entrar sin avisar a las casas de sus caballeros.

-Escóndete Kiki- dijo en voz baja mientras el pequeño aprendiz se ocultaba dentro de uno de los muebles de la cocina.

-A sus órdenes- respondió Aldebaran saliendo de su casa y arrodillándose frente a Saori.

-Aldebaran, ponte de pie y entremos a tu templo pues necesito pedirte un favor, pero nadie más debe 
enterarse de esto, ya que más de uno estaría en desacuerdo con las decisiones que he tomado, así que estoy confiando en que no pongas en duda mis órdenes ni por un instante-

-Mi deber es obedecerla, no cuestionarla- respondió.

Saori le explico el trato que había echo con Hades y aunque el internamente no estaba de acuerdo, no se atrevió a decírselo, aunque no pudo ocultar su felicidad al enterarse que sus compañeros de armas volverían a la vida.

-Entonces, debo cuidar las tumbas, pero, ¿Cómo sabré que debo ayudarles a salir?, además, si salen al mismo tiempo no podre ayudarles a todos, me temo que las posibilidades de que falle en esta misión son muy altas, ¿Podría darme algo más de ayuda?- expreso con preocupación Aldebaran.

-Esas son preguntas que no me había hecho, pero tienes razón le pediré a Marín, Shaina, Jabu y Hyoga que te ayuden- respondió Saori pensativa.
Enseguida Saori abandono la casa de Tauro para ir en persona a informar a los demás Caballeros y Amazonas que cuidarían el inhóspito cementerio. Había decidido dejar a Jabu al cuidado exclusivo de la tumba de Saga.

Mientras tanto Kiki solo tenía un pensamiento en su cabeza, el cual se hizo más real cuando escapo de sus labios –Camus va a revivir- dijo lentamente recordando todas aquellas veces que había visto a Milo besar apasionadamente a Camus y el largo tiempo que paso de rodillas sobre su tumba sin importarle el inhóspito clima de esos días. Pero lo que realmente preocupaba a Kiki era Dafne.

-Ya puedes salir Kiki- dijo Aldebaran abriendo las puertas del mueble y notando la cara de sorpresa 
del pequeño.

-Escuchaste todo verdad- dijo Aldebaran mirando fijamente a Kiki quien solo asintió con la cabeza y rápidamente cambio su expresión a una de fingida felicidad y respondió animadamente –Estoy feliz, no me malentiendas, es solo que no me esperaba tan buena noticia- dijo apresuradamente.

-Es verdad, pero no debes decírselo a nadie- señalo Aldebaran mientras ambos se sentaban a comer, al terminar Kiki no quiso quedarse por más tiempo y se despidió para enseguida dirigirse a Escorpio pues moría de ganas por ver a Dafne y más ahora que debía darle tan importante noticia.

Corrió lo más que pudo hasta llegar a la entrada del templo de Escorpio, no había dudas en él, le 
contaría a Dafne lo que acababa de escuchar, no importaba que fuera secreto, ella debía enterarse, Pero entonces cuando casi llegaba a su destino alcanzo a ver a Dafne sentada en las piernas de Milo, Kiki detuvo su ascenso y se llevó instintivamente la mano derecha a la garganta para comprobar que realmente nada le estaba sujetando, ya que nunca antes había sentido algo así, trago saliva y continuo su camino a paso lento ya que con cada escalón que subía podía distinguir mejor como Dafne besaba a Milo mientras el solo se dejaba hacer. 

-Ya vino tu molesto amiguito- murmuro Milo al oído de Dafne que inmediatamente se levantó y fue hacia Kiki.

-Kiki tanto tiempo sin verte, fui a Aries pero no había nadie, te extrañe tanto, ¿Quieres helado?- dijo tomando de la mano al pequeño y llevándolo dentro del templo, donde saco todos los botes de helado que fue sirviendo en un enorme plato. Kiki y Dafne comieron rápidamente las primeras cucharadas sintiendo como se les congelaba el cerebro para después comer el resto del helado de manera más tranquila.

-Regreso en la noche y cuando llegue no quiero ver a ese molesto mocoso en el templo- grito desde la entrada Milo.

-Te vas sin darme un beso de despedida- respondió Dafne, por lo que Milo no tuvo más remedio que hacer lo que Dafne quería.

Kiki observo como Milo ponía cara de fastidio cuando Dafne lo abrazo y enseguida se paró de puntitas para darle un tierno beso en los labios. De nuevo aquel nudo en la garganta había regresado. Se quedó pensativo, no quería arruinar la felicidad de su amiga, además Hades no ayudaría de esa manera a Atena, eran enemigos, seguramente Hades terminaría por incumplir el trato,  se repitió una y otra vez hasta que se auto convenció de que era mejor no mencionar nada.

-¿Te pasa algo?- pregunto Dafne mirando fijamente a Kiki.

 -No, solo estoy cansado, el entrenamiento ha sido muy duro últimamente- dijo esquivando la mirada de Dafne.

-No sé porque a Mu le gusta tanto ir a ese desolado he inhóspito lugar pudiendo permanecer aquí en el santuario-  dijo Dafne tomando otra cucharada de helado. Mientras Kiki comía mecánicamente pues en su mente los pensamientos llegaban repentinamente y lo atormentaban, imaginaba varios escenarios pero ninguno terminaba bien, la desesperación se estaba apoderando de él, no podía mas de pronto sintió que hiciera lo que hiciera Dafne seria la que saldría mas herida, pero entonces llego a su mente el pensamiento de que tal vez, solo tal vez Camus no reviviría.

Fictober 2019 Día 13: Mafia



La lluvia caía intensamente sobre el Santuario y Milo había decidido suspender el entrenamiento de Dafne al exterior por el mal clima, el odiaba los días así, la lluvia y el viento frio no eran de ninguna manera su clima favorito. Por lo que había decidido quedarse en la cama observando detenidamente a Dafne quien dormía tranquilamente mientras acariciaba lenta y suavemente su mejilla, pues era en esos momentos cuando más le recordaba a Camus.


-Buenos días Bichito- murmuro Dafne aun adormilada mientras acomodaba su cabeza sobre el pecho de Milo.


-¿Te desperté?- pregunto Milo abrazando a Dafne


-No, me desperté porque me dio frio- Dafne se apretó más contra el cuerpo de Milo, sintiendo como el frio iba siendo desplazado por el calor del cuerpo de Milo y lentamente Dafne se quedó dormida de nuevo.


Milo por el contrario no podía dormir, se sentía mal por lo que le había hecho a Mu, suponía que el guardián de la primera casa se había ido a Jamir pues su cosmos se sentía lejano e inestable, mientras que el de su aprendiz apenas y era perceptible. Acomodo el alborotado cabello de Dafne de la forma en la que Camus lo usaba y encendió la Tele sin subir mucho el volumen pues no quería despertar a Dafne. Solo quería algo que lo distrajera pero le permitiera seguir pensando que quien se aferraba a su cuerpo y descansaba en su pecho era Camus y no Dafne.


Entonces después de pasar por muchos canales se detuvo en uno donde estaban pasando la película de "El Padrino". Tenía vagos recuerdos de esa película, sabía que se trataba de asuntos de la Mafia y que Camus siempre le había insistido en verla, pero aunque intentaron verla varias veces, jamás había logrado verla hasta el final.


En la mansión Kido.


Saori no podía dejar de pensar en Saga y en sus últimas palabras, su mirada, aquel momento en que cayó en sus brazos. Se abrazó a sí misma y se dio cuenta que como Atena podía devolverle la vida a Saga. No sería algo fácil pero podría lograrlo, aunque, no sería justo solo revivir a Saga, debía devolverles la vida a todos los caballeros caídos en aquella batalla. Pero para hacerlo necesitaría ayuda, entonces mientras pensaba en todo esto, Hades se comunicó directamente a la mente de Atena.


-Atena, conozco tus deseos y quiero ayudarte, la verdad es que me he dado cuenta que si tú quieres proteger a la humanidad, está bien no me interpondré más, después de todo al final cada vida humana terminara y llegaran aquí al inframundo, ya no quiero que mis espectros peleen y sean derrotados por tus caballeros, aprendí que la paciencia es la respuesta, ya que la humanidad terminara por exterminarse sola sin que yo tenga que intervenir. Así que como ofrenda de paz te propongo ayudarte a cumplir tu deseo de revivir a tus caballeros caídos-


-Hades, esto es algo bastante inesperado para mí-


-Querida hermana porque te extraña tanto que te ofrezca mi ayuda, después de todo solo quiero hacerte una ofrenda de paz-


Atena dudo de las intenciones de Hades, pero el deseo de tener a Saga de vuelta era mayor, por lo que a pesar de la desconfianza que le tenía y de que su razón le dijera a gritos que no era buena idea. Termino por aceptar la ayuda de Hades, después de todo tal vez decía la verdad, ya que para que iba a ayudarla a fortalecer el santuario reviviendo a los caballeros caídos, cuando ahora mismo podría atacarlos y aprovechar su ventaja numérica.


-Ahora que he aceptado el trato que debemos hacer para revivirlos- Pregunto intentando ocultar su emoción y ansias por tener a Saga de regreso.


-Todo el trabajo lo debo hacer yo, tú solo debes dejar caer algunas de tus lágrimas sobre las tumbas y después deja a algunos de tus guerreros vigilando las tumbas día y noche, porque cuando vuelvan a la vida estarán débiles y no lograran salir solos de sus tumbas.


-Está bien, ¿pero cuánto tiempo tardaran en salir?-


-No lo sé, depende de que tan muertos estén, pero no te preocupes te darás cuenta cuando regresen a la vida, por ahora duerme y descansa querida hermanita-


Atena que se encontraba en su recamara se dejó caer sobre su suave cama con los brazos extendidos, y mientras miraba el blanco del techo una sonrisa se dibujó en sus labios al saber que pronto Saga estaría con ella.

lunes, 24 de febrero de 2020

Fictober 2019 Día 12: Lluvia




Mu se había apresurado a terminar de reparar la armadura de Milo y decidió llevársela, pues ese le pareció un buen pretexto para ver a Dafne. Así que se teletransporto hasta la entrada del templo de Milo y pidió permiso para entrar.

-Mu te parece que estas son horas de venir a molestarme- grito enfadado Milo desde el interior de su habitación.

-Son las 8 de la mañana, es una hora bastante razonable, solo vine a dejarte tu armadura y ver si la de Dafne necesita alguna reparación-

Milo se levantó de la cama cubriendo a Dafne con las sabanas, pero dejando al descubierto el hombro de Dafne y parte de su espalda, se puso la bata y abrió la puerta de su habitación lo suficiente para que Mu lograra ver a Dafne aun dormida.

-Deberíamos hablar afuera, no quisiera despertar a Dafne, no debería contarte esto, pero la deje exhausta, supongo que entiendes de lo que hablo- dijo Milo cerrando la puerta y guiñándole un ojo a Mu.

-No tengo nada de qué hablar, solo vine a dejarte tu armadura y ya lo hice, así que me voy- respondió apresuradamente Mu, haciendo un esfuerzo por mantenerse indiferente y salir de ahí lo más rápido posible.

Milo lo vio alejarse y sonrió de lado, mientras decía en voz baja “nadie me va a quitar a mi Camus”

-bichito quien era- pregunto Dafne, saliendo de la habitación con una camisa de Milo puesta y aun tallándose los ojos mientras daba un enorme bostezo.

-Solo Kiki que vino a dejarme mi armadura- respondió dando la espalda a la entrada y acercándose a Dafne para abrazarla.

-Bichito me duele la cadera, y me cuesta trabajo caminar- se quejó Dafne.

-Vamos a la tina, veras que el agua caliente te quita el dolor- dijo Milo llevando a Dafne en brazos hasta la tina.

Mientras tanto en Aries.

Mu había aprovechado que Kiki seguía dormido para poder externar sus sentimientos, tiro todo lo que estaba sobre la mesa de trabajo de su taller de un solo movimiento. Dejo que las lágrimas corrieran libres por su rostro, se reprochó el no haberle expresado a Dafne lo que sentía por ella. Pues le había gustado desde la primera vez que la vio, y el tiempo que paso con ella hizo que aquella simple atracción se convirtiera en algo más. Se había enamorado de ella, y el verla en la cama de Milo lo había herido profundamente. Necesitaba recuperarse, y el ver a Dafne con Milo no hacía más que herirlo, por lo que decidió ir a Jamir por un tiempo.

-Kiki, ya levántate, nos vamos a Jamir- anuncio Mu llamando fuertemente a la puerta de la habitación del pequeño aprendiz, que inmediatamente se levantó de un salto y se arregló para irse.

Mu preparo algunas de sus herramientas y armaduras pendientes por reparar y junto con Kiki se teletransportaron hasta el interior de la torre de Jamir.

-Maestro, creo que no es buena época para estar aquí, vea está lloviendo muy fuerte y al parecer el clima no va a cambiar en días, no podremos entrenar afuera-

-¿Solo por qué está lloviendo?, Kiki los enemigos no se van a detener solo por el clima, tampoco te tendrán consideraciones, así que debes aprender a combatir en todo tipo de clima, desde el sol más abrazador hasta la nevada más intensa- respondió Mu algo molesto.

-Si maestro, con que quiere que empiece-

-hoy no entrenaremos, descansa y ve a elegir tu habitación- respondió secamente.

-¿Le pasa algo maestro?- pregunto Kiki desconcertado, por lo general su maestro se dirigía a él con un tono más alegre y su rostro nunca antes había estado con una expresión tan rígida. Pues en estos momentos su maestro le recordaba más a rigidez y frialdad del maestro Camus.

-Nada, estoy bien, es solo, estoy algo cansado, son muchas armaduras por reparar, el tener que entrenarte a ti, Dafne acos... tumbrandose a Milo, quiero decir no es nada-

-¿Es por la señorita Dafne?, ¿Le gusta verdad?-

-No, no me gusta, por el contrario me parece que yo no debería permitirte pasar tanto tiempo con ella, pues como todas esas Santias su entrenamiento ha sido bastante relajado, por lo que no tienen la disciplina necesaria para entrenar a un aprendiz-

-Yo pensé que la señorita Dafne le caía bien- dijo Kiki desconcertado mientras se alejaba de su maestro para buscar su habitación.









Fictober 2019 Día 11: Ladron



En Aries.

-Como que te estás pasando de amistoso con Dafne-

-No sé a qué te refieres Milo- dijo Mu tomando las partes de la sucia y deteriorada armadura de Milo.

-No finjas Mu, Dafne te gusta, y me la estas tratando de robar-

-Yo no soy ningún ladrón, y Dafne no es un trofeo que se pueda robar, dejare pasar tus palabras sin represalias pero tú le estas llamando a mi calma de otra manera, y puedes estar seguro que no voy a volver a permitir que me insultes- Mu camino hacia su taller para comenzar su trabajo en la armadura, y Milo salió de la casa de Aries con rumbo a Escorpio.

Milo recorrió tranquilamente el camino hacia su casa mientras libraba una pelea interna, pues una parte de él quería continuar con lo que había planeado, mientras que la otra quería ponerle fin a todo el engaño. Pero entonces un pensamiento reconciliador llego a su mente.

-Puede que con el tiempo me enamore realmente de ella- murmuro, e inmediatamente apresuro el paso.

Kiki ya se había ido de Escorpio y Dafne estaba sentada en uno de los sofás cambiando continuamente el canal de la televisión, hasta que escucho los pasos de Milo acercándose, se levantó rápidamente del sillón y apago la televisión, enseguida se acomodó el vestido y fue al encuentro de Milo.

-Te extrañe tanto bichito- expreso Dafne mientras abrazaba a Milo.

-Y yo a ti- respondió tomando en brazos a Dafne provocando que ella se sonrojará demasiado. –Me encanta cuando te sonrojas tus mejillas parecen unas pequeñas manzanas- dijo dando pequeñas y suaves mordidas a las mejillas de la Santia.

-¿A dónde me llevas?- Pregunto Dafne mirándolo con ternura.

-A nuestra habitación-  respondió al tiempo que ya se encontraban en el lugar mencionado.

Milo bajo a Dafne y cerro las pesadas puertas, pues no quería que nadie los interrumpiera.

Dafne se había sentado en la cama, sintiendo como su corazón latía tan fuerte que sentía que podría salir de su cuerpo en cualquier momento. Estaba nerviosa y emocionada a la vez.

Milo al notar todas las emociones de Dafne sintió una fugas culpa que se esfumo por completo cuando Dafne se levantó de la cama y se acercó a él. Los delgados brazos de Dafne rodeaban su cuello.

-Te amo- expreso Dafne a escasos centímetros de los labios de Milo.

Después de esas palabras Milo se apodero de los labios de Dafne en un apasionado beso que termino por la falta de aire por parte de Dafne.

Dafne dio algunos pasos hacia atrás hasta topar con el borde de la cama, donde se sentó pues sentía que en cualquier momento sus piernas dejarían de sostenerla y más aún por el escaso equilibrio que tenía al usar esos botines.

Milo se sentó a su lado y abrazo a Dafne por la cintura, la atrajo hacia el hasta tenerla sentada en sus piernas.

-Pareces una muñequita- dijo antes de acostarla sobre la cama y acomodarse entre las piernas de 
Dafne, las cuales acaricio lentamente mientras subía poco a poco el vestido.

Dafne estaba nerviosa sabía que Milo había estado ya con muchas mujeres y seguramente ninguna tan inexperta y torpe como ella, que se había quedado inmóvil, sin saber qué hacer, y perdida en sus caricias.

Apenas y sintió como el cierre de su vestido se abría y las expertas manos de Milo ya comenzaban a quitárselo.

En pocos instantes su vestido ya estaba en el suelo junto con la chamarra, camiseta y jeans de Milo.

-Te vez más hermosa de lo que imagine, lástima que no lo tendrás puesto por mucho tiempo- susurro al oído de Dafne al ver que ella llevaba puesto el conjunto de lencería que él le había regalado, para enseguida comenzar a besarla en el cuello, procurando dejarle una que otra marca hasta llegar a sus clavículas donde dejo algunos besos más, acaricio los pechos de Dafne por encima del sujetador sintiendo como se iban endureciendo ante sus caricias.

Dafne ya era un desastre de suspiros y leves gemidos pues Milo no solo estaba acariciando sus pechos sino que sentía sobre la fina tela que cubría su intimidad los intensos roces de la de Milo. El sostén de Dafne no tardó en ser un estorbo para Milo que no tardo en desabrocharlo.

Un fuerte gemido salió de Dafne al sentir como Milo lamia y mordisqueaba uno de sus pechos mientras que su mano acariciaba el otro.

-No tan rudo- pidió Dafne quien nunca antes había experimentado algo así.

Milo dejo que Dafne se recuperara un poco mientras retiraba las ultimas prendas que les quedaban a ambos.

Dafne se incorporó y abrazo a Milo aun con la respiración agitada.

-Te amo Milo y quiero ser tuya esta noche- expreso en un susurro Dafne con voz entrecortada.

-Yo también te amo bonita, pero necesito que me digas si es tu primera vez-

Dafne se apeno un poco ante la pregunta pues pensó que su torpeza la había delatado así que solo bajo la mirada antes de pronunciar un casi inaudible –Si-

Milo beso apasionadamente a Dafne e inmediatamente bajo una mano y se acomodó entre las piernas de Dafne, primero intento introducir en ella uno de sus dedos, le costó algo de esfuerzo y mientras lo hacía Dafne se aferró a su espalda dejándole sus uñas marcadas.

-Duele- dijo entrecortadamente Dafne

-Solo al principio amor- respondió Milo acariciando suavemente su clítoris y moviendo lentamente el dedo que había logrado introducirle.

Poco a poco el dolor de Dafne se transformó en placer y Milo lo noto cuando ya podía introducir fácilmente 2 de sus dedos y las uñas de Dafne ya no estaban clavadas a fuego en su espalda. Entonces reemplazo sus dedos por su miembro el cual rozo la entrada de Dafne en repetidas ocasiones hasta que comenzó a entrar en ella. Milo de nueva cuenta sintió la punzada de las uñas de Dafne clavándose mientras que un par de lágrimas rodaban por las mejillas de Dafne. Milo inmediatamente limpio con besos las lágrimas de Dafne e intento ser aún más cuidadoso, pero lo estrecho y cálido del interior de Dafne lo incitaban a entrar en ella de golpe. Pero se resistió, no quería lastimarla más, aunque no tuvo otra opción al sentir una barrera que le impedía introducirse por completo.

-Esto te va a doler- dijo mientras rompía de una sola embestida el himen de Dafne, provocándole un agudo dolor. Se quedó inmóvil unos momentos mientras daba pequeños besos al rostro de Dafne.

Dafne tardo un poco en recuperarse pero cuando ella comenzó a besarlo, el decidió empezar a mover sus caderas en un suave vaivén que no tardo en volverse frenético provocando que Dafne se convirtiera en un mar de gemidos mientras que en la espalda de Milo las uñas de Dafne estaban más que clavadas.

Cuando Dafne alcanzo el clímax Milo aun continúo con sus fuertes envestidas hasta que termino por derramarse en su interior.

Dafne había quedado exhausta y cuando Milo salió de ella la acomodo con cuidado en la cama abrazándola protectoramente.

-Te amo bichito- fue lo último que dijo Dafne antes de quedarse dormida sobre el pecho de Milo.

Por otra parte, Milo no podía dormir, por la culpa que sentía al saber que Dafne realmente lo amaba, mientras que el solo amaba el leve parecido que tenía ella con Camus. Pero no podía negar que se sentía bien el saber que para Dafne no había nadie más que él. Sonrió y acaricio suavemente el largo cabello de Dafne hasta quedarse dormido.

Fictober 2019 Día 10: Sacerdote



Día 10 Sacerdote

Dafne despertó cuando los primeros rayos de sol que entraban por la ventana le dieron de lleno en su cara, había olvidado cerrar la cortina pero eso ya no importaba, se había despertado, así que se giró para evitar el sol y tomo su celular, vio las notificaciones y se dio cuenta que tenía un nuevo mensaje de Milo, en el que le decía que llegaría esa tarde.

Entonces Dafne se levantó de un brinco de la cama y encendió la pantalla para poner música, pero antes de que pudiera cambiar a las aplicaciones vio en la TV la escena de una boda y se quedó observando como la novia caminaba hacia el altar donde el sacerdote y el novio ya la esperaban, la ceremonia inicio pero Dafne ya no ponía atención a la televisión pues  imaginaba que se trataba de su boda con Milo. Se preguntaba si Milo usaría su armadura dorada o un traje convencional de boda, ella sin duda quería uno de esos bonitos vestidos que las novias usaban.

La escena termino y la estruendosa música de un comercial hizo que la mente de Dafne dejara sus fantasías y volviera a la realidad, se apresuró a acomodar todo lo que pudo y coloco flores frescas en la mesa, además aunque sus habilidades en la cocina eran muy cuestionables logro preparar una cena decente y cuando vio que el reloj ya marcaba más de las 5pm decidió tomar un baño.

Ya en su habitación.  Dafne aun tenía la bata de baño puesta mientras elegía la ropa que usaría, de entre toda eligió un vestido blanco de encaje con un moño rojo al frente que descansaba sobre su pecho. Pero antes de ponerse aquel vestido necesitaba su ropa interior, así que abrió el cajón y aunque su mano dudo un momento al hacer la elección se decidió por el conjunto blanco que le había regalado Milo antes de irse.

Se vistió y se miró al espejo notando como el vestido se ajustaba ligeramente a su figura y gracias al color del forro daba la apariencia de no traer nada debajo. En realidad era un vestido que casi no dejaba ver nada pues su escote al frente era muy pequeño y quedaba casi cubierto por el enorme moño. Además de ser de manga larga, aunque si era bastante corto pues apenas alcanzaba a cubrir la mitad de sus muslos, solo le faltaban los zapatos, se probó varios hasta que se decidió por unos botines rojos completamente lisos de tacón corrido para verse un poco más alta de lo que realmente era.

Salió del templo de Escorpio caminando con inseguridad, fue bajando las escaleras lentamente y con cuidado pues le costaba bastante trabajo caminar, pero aunque estaba tentada a quitarse los botines y ponérselos ya que hubiera terminado de bajar cómodamente las escaleras. La idea era muy tentadora pero a la vez si Shaina estaba cerca seria blanco de sus comentarios.

Así que haciendo acopio de toda su voluntad y pidiendo a los dioses no caerse continuo su descenso, hasta que escucho una voz familiar.

-Señorita Dafne a donde va tan bonita, he visto a otras Santias arregladas para salir a fiestas pero ninguna me ha parecido tan bonita- dijo Kiki asombrado ante la belleza de la Santia.

-¿Bonita?, si parece Camus con vestido-  la voz de Shaina provenía de atrás  de ella, escucho sus pasos acercándose, pero ella no se movió, no quería que viera su torpeza al caminar. –Y seguramente si Camus alguna vez hubiese decidido usar esos zapatos caminaría mejor que tu-

-Shaina, sé que a veces necesitas destilar algo de veneno y por eso no tomare en cuenta a tus comentarios- respondió Dafne cruzándose de brazos.

-Pues entonces continua tu camino Santia, no me quiero perder la manera en que te tambaleas cada que bajas un escalón, además aposte con algunos de mis subordinados que te caías antes de llegar a Leo.

Dafne sintió sus ojos llenarse de lágrimas pero se esforzó por no dejar caer ninguna. Y apretando los dientes bajo el siguiente escalón,  ante las risas y burlas de Shaina y sus subordinados. Kiki al ver esto y notar que al bajar el siguiente escalón Dafne se tambaleo más que antes y estaba a punto de caer la teletrasporto hasta Aries donde la Santia termino de perder su escaso equilibrio y cayó sobre Mu quien detuvo la caída de Dafne.

-Discúlpame no sé qué hago aquí, supongo que Kiki me teletrasporto-  dijo Dafne muy apenada mientras Mu la sostenía por la cintura.

-No te preocupes Dafi, no pasa nada, lo importante es que tú estés bien- respondió el Santo de Aries abrazando a Dafne al notar que ella estaba al borde de las lágrimas.

-Porque Shaina es tan mala conmigo- dijo Dafne con voz entrecortada.

-La respuesta es Milo, ella estaba enamorada de él, aunque no lo admita, y tú en muy poco tiempo conquistaste el corazón de varios Santos el de Milo incluido-

-A que te refieres con el corazón de varios Santos-  pregunto Dafne dejando de llorar y separándose de el

-No importa Dafi- respondió Mu desviando la mirada. -Supongo que bajaste a recibir a Milo- dijo con tristeza.

-Si- respondió Dafne con timidez

-Te vez muy bonita- dijo volviéndose a acercar a ella para dejar un beso en la mejilla de Dafne –Debo ir a terminar unas armaduras, si lo deseas puedes quedarte aquí a esperar a Milo, estoy seguro que Shaina no se atreverá a molestarte aquí- Mu se alejó hacia su taller dejando a Dafne desconcertada y sin saber que hacer hasta que Kiki la tomo de la mano y la llevo a la sala donde ambos jugaron videojuegos por varias horas.

-Borrego, ¿puedo pasar?-  era la voz de Milo

-¡Cuantas veces te he dicho que un carnero es muy diferente a un borrego!, pero si pasa, Dafne te ha estado esperando por mucho tiempo, ella esta con Kiki, por cierto dile a Kiki que los teletrasporte, no quiero que Dafi se haga daño en las escaleras-

-Si como digas- respondió con fastidio, mientras se acercaba a donde se encontraban Dafne y Kiki.

-Ya llegue bonita- dijo colocando sus manos sobre los hombros de Dafne.

Dafne no sintió como Milo se había acercado pues estaba muy concentrada en ganarle a Kiki por quinta vez.

-Bichito- grito Dafne quien inmediatamente pauso la partida y abrazo a Milo con todas sus fuerzas, para enseguida besarlo apasionadamente. Mientras Mu los observaba en el reflejo de la armadura que fingía guardar en la pandora box.

Milo y Dafne seguían perdidos el uno en el otro, a grado tal que se habían olvidado por completo de la presencia de Kiki hasta que Mu dejo caer parte de la armadura que guardaba.

-Deberías tener más cuidado Mu- dijo Milo apartándose de Dafne.

-Tal vez no sea el único que debe ser más cuidadoso, mira como traes esa armadura- respondió Mu

-Kiki adelántate con Dafne a Escorpio, yo voy a dejarle mi armadura a Mu para que la repare y limpie, enseguida los alcanzo-
-
Kiki llevo a Dafne a escorpio como se lo habían indicado.

-Kiki no te vayas aun, quieres un poco de helado, sé que Mu no te deja comer seguido helado y hoy fuiste muy amable conmigo- dijo Dafne caminando hacia la cocina y regresando con 2 platos de helado.

-Gracias señorita Dafne, usted siempre es muy amable conmigo, ahora se por qué a mi maestro le gusta tanto- dijo Kiki mientras comía su helado.

-Hay Kiki que cosas dices, a tu maestro no le gustaría que hicieras comentarios tan atrevidos- respondió Dafne sentándose a su lado.

Mientras tanto en Aries…