Milo se esforzaba día tras día en complacer a Camus lo más que podía,
ponía todas sus fuerzas y empeño en eso pero nada parecía dar resultados.
-Milo mañana me iré, llama a las doncellas para que me ayuden a empacar-
Dijo Camus mientras terminaba su café matutino.
-Pero, Cam…- objeto Milo, pero antes de que pudiera terminar la frase
Camus lo interrumpió enojado.
-¡Basta Milo! ¡No me puedes tener aquí a la fuerza! ¡Ya me recupere, y
ahora me voy!- dijo Camus levantándose de la mesa.
Milo se quedó sentado a la mesa con la mirada fija en el lugar que
dejara vacío Camus. Enseguida tomo las tazas vacías, las llevo a la tarja y no
pudo más, se sentía devastado aún más que el día en que Camus murió. Se sostuvo
con todas sus fuerzas del mueble de la tarja pues sus piernas ya no lograban
mantenerle en pie. Se sentía débil, alzo la vista y miro su rostro en el
precario reflejo del cromo de la llave, noto su expresión desencajada y llena
de tristeza, desvió la mirada y fue dejando que su cuerpo se resbalara sobre el
mueble hasta llegar al suelo.
Estaba de rodillas derrotado sin haber recibido un solo golpe, no tenía
ninguna herida visible pero estaba destrozado por dentro. Era incapaz de
levantarse, las fuerzas lo habían abandonado, se acomodó en el suelo apoyando
su espalda contra el mueble. De pronto el sentimiento de soledad lo invadió y
en un vano intento por reconfortarse así mismo abrazo sus rodillas ocultando su
rostro. Recordando como desde que Camus había vuelto a la vida no había recibido
más que desprecios y malos tratos de su parte y ahora pensaba irse.
-¿Se encuentra bien?- Pregunto temerosa Olivia quien había llegado a
realizar sus labores de limpieza.
-Sí, si estoy bien solo revisaba si la tarja no tenía una fuga- mintió,
esperando que Olivia no le cuestionara más, sus heridas estaban abiertas y el
solo hacerlo hablar de ellas terminarían haciéndolo desplomarse por completo.
-Está bien, lo dejo para que siga buscando la fuga, comenzare por
limpiar su habitación, si necesita algo no dude en llamarme-Dijo Olivia
alejándose lentamente de Milo.
-Olivia, quiero que empaques mis cosas, seguro que con la habitación
vacía te será más fácil limpiar- dijo Camus ignorando por completo a Milo.
-Está bien, enseguida preparo sus maletas- respondió Olivia caminando
apresuradamente para cumplir con la orden.
-Milo, levántate del suelo, no seas ridículo- dijo Camus mirándolo con
desprecio.
Milo no dio respuesta alguna simplemente alzo la mirada hacia Camus
preguntándose internamente porque lo trataba tan mal.
-Milo me estorbas, necesito sacar algo del mueble, muévete- Camus abrió
la puerta del mueble con brusquedad empujando a Milo hacia un lado.
-¡Al menos dime porque me tratas así!- exigió Milo.
-No tengo por qué darte explicaciones pero lo voy a hacer, si con eso
consigo que dejes de seguirme como perro callejero al que alimente por mera
lastima. Nunca te he amado si estuve contigo es por una apuesta entre Shura y
yo, la cual por cierto gane. Si fue divertido por un tiempo el tenerte a mi
entera disposición pero ya me aburrí. Me voy a Siberia con Surt ya que quiero
pasar esta vida al lado del hombre que amo- Camus término de sacar sus cosas
del mueble mientras hablaba.
-Pero, yo te amo, te calenté con mi cosmo, arriesgue mi vida por ti-
dijo Milo casi en un susurro aguantando el llanto.
-¿Y acaso yo te pedí que lo hicieras?, deja de humillarte de más Milo-
respondió Camus tomando sus cosas y alejándose de Milo.
En Géminis.
-Me preocupa tu amiga, cada día se ve peor- dijo Saga jugando con el
vaso vacío de jugo.
-A mí también pero no podemos hacer nada más que esperar- respondió Katya
dejando de lado su plato vacío de cereal.
-Buenos días- Saludo Dafne mientras llenaba su vaso de agua y regresaba
a su cuarto.
-Bonita, quieres cereal, necesitas comer, solo tomas agua- Katya se
levantó y fue a abrazar a su amiga.
-Gracias, estoy bien- respondió Dafne correspondiendo brevemente al
abrazo de su amiga, para enseguida irse de nueva cuenta a su habitación
mientras Katia solo observaba impotente como su amiga día a día iba empeorando.
-Se pondrá bien- dijo Saga abrazando por la espalda a Katya y besando
suavemente su cuello.
-Acaso no la viste, se está muriendo- respondió Katya girándose para
abrazar a Saga.
En su habitación Dafne dejo el vaso de agua en su mesita de noche y se
acostó en la cama cubriéndose con las mantas, debido a su debilidad rápidamente
se quedó dormida.
-Saintia Dafne- llamo Olivia moviéndola ligeramente.
-¿Qué pasa?- respondió adormilada Dafne.
-Hoy tengo que cambiarle las sabanas, ¿podría levantarse de la cama?-
pregunto Olivia.
-Olivia no te preocupes por cambiarlas, solo dime por favor si colocaste
aquel osito donde te pedí-
-Si señorita Dafne, pero no pude recuperar el paquete que se quedó en la
habitación de Milo-
-Olvida ese paquete, a estas alturas seguramente ya lo encontró pero no
le importo- dijo volviendo a acomodarse entre las mantas.
-Saintia Dafne, por favor permítame cambiar las sabanas, mientras
debería darse un baño, su cabello se lo va a agradecer, vamos solo tome un baño
y cuando salga yo le cepillo el cabello-
Olivia ayudo a Dafne a incorporarse de la cama y la acompaño al baño
donde abrió la llave de la regadera y cuando el agua salió a una temperatura
agradable metió a Dafne con todo y pijama antes de que Dafne desistiera de
bañarse y regresara a la cama.
A Dafne no le quedo más remedio que bañarse y al salir de la ducha noto
que Olivia le había dejado ya ropa limpia, se la puso y noto que le quedaba bastante
grande, se miró al espejo y el reflejo le hizo ver su actual estado por lo que salió
del baño lo más rápido posible para no seguir mirándose.
-Le dije que le caería de maravilla el baño, se ve muy bien- dijo Olivia
Dafne sonrió de lado sin creer las palabras de Olivia.
-Olivia no es necesario que me mientas, sé que me veo mal- dijo Dafne
sentándose frente al tocador y agachado la cabeza para no seguir viendo su
reflejo.
Olivia comenzó a cepillar el enredado cabello de la saintia con cuidado
de no darle muchos tirones. Enseguida le hizo una trenza suelta para que no se
le enredara tanto el cabello.
-Gracias Olivia- dijo Dafne y camino hacia la cama.
-Antes de que se acueste prepare sopa, debería comer un poco- insistió
Olivia
-Gracias, pero no tengo hambre-
Dafne se acostó en la cama y se cubrió con las mantas.
Olivia termino sus labores y antes de irse acomodo las mantas que
cubrían a Dafne.
En los aposentos de Atena.
-A su servicio Diosa Atena- dijo Saga arrodillándose frente a Saori.
-Saga, ponte de pie no es necesario que te arrodilles, además no me
digas Diosa Atena, tu puedes llamarme simplemente Saori- dijo arrodillándose
para quedar a la misma altura que Saga.
-Pero usted es la reencarnación de Atena, no podría llamarla de otra
forma- respondió Saga aun arrodillado.
-Si, pero también soy una mujer con sentimientos y deseos normales- dijo
Saori tomando la mano de Saga y llevándola hacia su pecho.
-Diosa Atena, esto no está bien- respondió Saga alejando su mano de
Saori.
-¿Por qué? Saga… Yo soy la reencarnación de Atena, ¿porque me rechazas?
Muchos hombres y mujeres darían lo que fuera por la oportunidad que te estoy
dando a ti- pregunto molesta.
-Diosa Atena, yo jure protegerla, pero entienda que no puedo
corresponderle de esa manera-
-¿si te lo ordenara?- Saori se puso de pie y endureció su gesto.
-No tendría más remedio que cumplir sus órdenes, pero, si me permite
decirlo solo nos haríamos daño los dos porque aunque sea mi diosa no puedo
cambiar mis sentimientos a su voluntad- respondió Saga esperando que Atena no
lo obligara.
-¡Vete!- ordeno.
Saori no estaba acostumbrara a que alguien le negara lo que ella quería,
estaba furiosa, como podía negarse, él era un simple caballero, tendría que sentirse
honrado de que alguien como ella mostrara interés en él.
Entonces la parte humana gano a la divina y comenzó a idear un plan para
conseguir lo que su corazón deseaba.

No hay comentarios:
Publicar un comentario