jueves, 25 de junio de 2020

Fictober 2019 Día 19: Humillación



Milo se esforzaba día tras día en complacer a Camus lo más que podía, ponía todas sus fuerzas y empeño en eso pero nada parecía dar resultados.

 

-Milo mañana me iré, llama a las doncellas para que me ayuden a empacar- Dijo Camus mientras terminaba su café matutino.

 

-Pero, Cam…- objeto Milo, pero antes de que pudiera terminar la frase Camus lo interrumpió enojado.

 

-¡Basta Milo! ¡No me puedes tener aquí a la fuerza! ¡Ya me recupere, y ahora me voy!- dijo Camus levantándose de la mesa.

 

Milo se quedó sentado a la mesa con la mirada fija en el lugar que dejara vacío Camus. Enseguida tomo las tazas vacías, las llevo a la tarja y no pudo más, se sentía devastado aún más que el día en que Camus murió. Se sostuvo con todas sus fuerzas del mueble de la tarja pues sus piernas ya no lograban mantenerle en pie. Se sentía débil, alzo la vista y miro su rostro en el precario reflejo del cromo de la llave, noto su expresión desencajada y llena de tristeza, desvió la mirada y fue dejando que su cuerpo se resbalara sobre el mueble hasta llegar al suelo.

 

Estaba de rodillas derrotado sin haber recibido un solo golpe, no tenía ninguna herida visible pero estaba destrozado por dentro. Era incapaz de levantarse, las fuerzas lo habían abandonado, se acomodó en el suelo apoyando su espalda contra el mueble. De pronto el sentimiento de soledad lo invadió y en un vano intento por reconfortarse así mismo abrazo sus rodillas ocultando su rostro. Recordando como desde que Camus había vuelto a la vida no había recibido más que desprecios y malos tratos de su parte y ahora pensaba irse.

 

-¿Se encuentra bien?- Pregunto temerosa Olivia quien había llegado a realizar sus labores de limpieza.

 

-Sí, si estoy bien solo revisaba si la tarja no tenía una fuga- mintió, esperando que Olivia no le cuestionara más, sus heridas estaban abiertas y el solo hacerlo hablar de ellas terminarían haciéndolo desplomarse por completo.

 

-Está bien, lo dejo para que siga buscando la fuga, comenzare por limpiar su habitación, si necesita algo no dude en llamarme-Dijo Olivia alejándose lentamente de Milo.

 

-Olivia, quiero que empaques mis cosas, seguro que con la habitación vacía te será más fácil limpiar- dijo Camus ignorando por completo a Milo.

 

-Está bien, enseguida preparo sus maletas- respondió Olivia caminando apresuradamente para cumplir con la orden.

 

-Milo, levántate del suelo, no seas ridículo- dijo Camus mirándolo con desprecio.

 

Milo no dio respuesta alguna simplemente alzo la mirada hacia Camus preguntándose internamente porque lo trataba tan mal.

 

-Milo me estorbas, necesito sacar algo del mueble, muévete- Camus abrió la puerta del mueble con brusquedad empujando a Milo hacia un lado.

 

-¡Al menos dime porque me tratas así!- exigió Milo.

 

-No tengo por qué darte explicaciones pero lo voy a hacer, si con eso consigo que dejes de seguirme como perro callejero al que alimente por mera lastima. Nunca te he amado si estuve contigo es por una apuesta entre Shura y yo, la cual por cierto gane. Si fue divertido por un tiempo el tenerte a mi entera disposición pero ya me aburrí. Me voy a Siberia con Surt ya que quiero pasar esta vida al lado del hombre que amo- Camus término de sacar sus cosas del mueble mientras hablaba.

 

-Pero, yo te amo, te calenté con mi cosmo, arriesgue mi vida por ti- dijo Milo casi en un susurro aguantando el llanto.

 

-¿Y acaso yo te pedí que lo hicieras?, deja de humillarte de más Milo- respondió Camus tomando sus cosas y alejándose de Milo.

 

En Géminis.

 

-Me preocupa tu amiga, cada día se ve peor- dijo Saga jugando con el vaso vacío de jugo.

 

-A mí también pero no podemos hacer nada más que esperar- respondió Katya dejando de lado su plato vacío de cereal.

 

-Buenos días- Saludo Dafne mientras llenaba su vaso de agua y regresaba a su cuarto.

 

-Bonita, quieres cereal, necesitas comer, solo tomas agua- Katya se levantó y fue a abrazar a su amiga.

 

-Gracias, estoy bien- respondió Dafne correspondiendo brevemente al abrazo de su amiga, para enseguida irse de nueva cuenta a su habitación mientras Katia solo observaba impotente como su amiga día a día iba empeorando.

 

-Se pondrá bien- dijo Saga abrazando por la espalda a Katya y besando suavemente su cuello.

 

-Acaso no la viste, se está muriendo- respondió Katya girándose para abrazar a Saga.

 

En su habitación Dafne dejo el vaso de agua en su mesita de noche y se acostó en la cama cubriéndose con las mantas, debido a su debilidad rápidamente se quedó dormida.

 

-Saintia Dafne- llamo Olivia moviéndola ligeramente.

 

-¿Qué pasa?- respondió adormilada Dafne.

 

-Hoy tengo que cambiarle las sabanas, ¿podría levantarse de la cama?- pregunto Olivia.

 

-Olivia no te preocupes por cambiarlas, solo dime por favor si colocaste aquel osito donde te pedí-

 

-Si señorita Dafne, pero no pude recuperar el paquete que se quedó en la habitación de Milo-

 

-Olvida ese paquete, a estas alturas seguramente ya lo encontró pero no le importo- dijo volviendo a acomodarse entre las mantas.

 

-Saintia Dafne, por favor permítame cambiar las sabanas, mientras debería darse un baño, su cabello se lo va a agradecer, vamos solo tome un baño y cuando salga yo le cepillo el cabello-

 

Olivia ayudo a Dafne a incorporarse de la cama y la acompaño al baño donde abrió la llave de la regadera y cuando el agua salió a una temperatura agradable metió a Dafne con todo y pijama antes de que Dafne desistiera de bañarse y regresara a la cama.

 

A Dafne no le quedo más remedio que bañarse y al salir de la ducha noto que Olivia le había dejado ya ropa limpia, se la puso y noto que le quedaba bastante grande, se miró al espejo y el reflejo le hizo ver su actual estado por lo que salió del baño lo más rápido posible para no seguir mirándose.

 

-Le dije que le caería de maravilla el baño, se ve muy bien- dijo Olivia

 

Dafne sonrió de lado sin creer las palabras de Olivia.

 

-Olivia no es necesario que me mientas, sé que me veo mal- dijo Dafne sentándose frente al tocador y agachado la cabeza para no seguir viendo su reflejo.

 

Olivia comenzó a cepillar el enredado cabello de la saintia con cuidado de no darle muchos tirones. Enseguida le hizo una trenza suelta para que no se le enredara tanto el cabello.

 

-Gracias Olivia- dijo Dafne y camino hacia la cama.

 

-Antes de que se acueste prepare sopa, debería comer un poco- insistió Olivia

 

-Gracias, pero no tengo hambre- 

 

Dafne se acostó en la cama y se cubrió con las mantas.

Olivia termino sus labores y antes de irse acomodo las mantas que cubrían a Dafne.

 

En los aposentos de Atena.

 

-A su servicio Diosa Atena- dijo Saga arrodillándose frente a Saori.

 

-Saga, ponte de pie no es necesario que te arrodilles, además no me digas Diosa Atena, tu puedes llamarme simplemente Saori- dijo arrodillándose para quedar a la misma altura que Saga.

 

-Pero usted es la reencarnación de Atena, no podría llamarla de otra forma- respondió Saga aun arrodillado.

 

-Si, pero también soy una mujer con sentimientos y deseos normales- dijo Saori tomando la mano de Saga y llevándola hacia su pecho.

 

-Diosa Atena, esto no está bien- respondió Saga alejando su mano de Saori.

 

-¿Por qué? Saga… Yo soy la reencarnación de Atena, ¿porque me rechazas? Muchos hombres y mujeres darían lo que fuera por la oportunidad que te estoy dando a ti- pregunto molesta.

 

-Diosa Atena, yo jure protegerla, pero entienda que no puedo corresponderle de esa manera-

 

-¿si te lo ordenara?- Saori se puso de pie y endureció su gesto.

 

-No tendría más remedio que cumplir sus órdenes, pero, si me permite decirlo solo nos haríamos daño los dos porque aunque sea mi diosa no puedo cambiar mis sentimientos a su voluntad- respondió Saga esperando que Atena no lo obligara.

 

-¡Vete!- ordeno.

 

Saori no estaba acostumbrara a que alguien le negara lo que ella quería, estaba furiosa, como podía negarse, él era un simple caballero, tendría que sentirse honrado de que alguien como ella mostrara interés en él.

 

Entonces la parte humana gano a la divina y comenzó a idear un plan para conseguir lo que su corazón deseaba.

 


Fictober 2019 Día 18: Prístino



Dafne bajaba lentamente los escalones escuchando el ruido que hacían las maletas al caer de escalón en escalón, era un ruido seco, molesto, e inevitable. Más aún porque con cada golpe de las ruedas de sus maletas sentía como su corazón se rompía un poco más.

 

-Santia Dafne, ¿se encuentra bien?- preguntó Olivia al ver como la encapuchada figura se encogía al escuchar cómo iban bajando las maletas la larga escalera.

 

--Si estoy bien- respondió la Santia mirando a la doncella mientras hacía su mejor esfuerzo por sonreír. Pero esto causó que al bajar el siguiente escalón perdiera el equilibrio y cayera rodando varios escalones.

 

-¡Santia Dafne!- gritaron las doncellas al unísono.

 

-Estoy bien no me he hecho daño- dijo mientras se levantaba rápidamente para no preocupar a nadie.

 

Así el descenso continuó, atravesaron las casas de Libra, Virgo, Leo y Cáncer sin problema alguno, pues estaban vacías, solo Marín en Leo sintió algo de pena por la Santia, aunque no se atrevió a decirle nada.

 

Al llegar a Géminis, Katya salió a su encuentro.

 

-Dafne, ¿qué haces a estas horas?- pregunto Katya saliendo de las sombras de un pilar.

 

-¡Kat!, Es... que... Milo... me... echo... de... su... templo-respondió con esfuerzos Dafne mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

 

Katya abrazó a Dafne que ahora no paraba de llorar y ya no podía pronunciar ni una sola palabra completa a causa de su llanto.

 

-Dejen las maletas en la habitación del fondo y retírense- ordenó Katya a las doncellas que rápidamente cumplieron la orden y salieron del templo.

 

-Gra... ci... as... O... li... via...- alcanzó a decir Dafne entre sollozos, antes de que la doncella s.

 

Katya espero a que Dafne se tranquilizara y le contara lo sucedido.

 

-Es un maldito- dijo Katya mientras prístinos cristales de hielo crecían a su alrededor.

 

-¿Me podría quedar aquí algunos días?- pregunto Dafne un poco más tranquila.

 

-No tienes ni que preguntarlo amiga, tú te vas a quedar aquí todo el tiempo que necesites- respondió Katya abrazando a Dafne y llevándola hasta la que sería su habitación.

 

Katya dejó a Dafne para que descansara, pero a pesar de lo cansada que estaba no podía dormir, se sentía mareada y le dolía mucho el vientre, a momentos sentía agudas punzadas de dolor, hasta que de momento un dolor mucho más fuerte la hizo encogerse y enseguida se levantó rápidamente, corrió hacia el baño, donde comprobó que estaba sangrado bastante, una punzada seguida de un coágulo de sangre de considerable tamaño le hizo saber que había perdido lo que en varios meses más seria un bebé.

 

-Esto es lo mejor, tu papi no te iba a querer y yo sola no podría cuidarte, además no llegaste ni a los 2 meses- dijo en un susurro. Mientras sentía como la sangre seguía saliendo de su cuerpo por algunas horas más,  no quería que nadie supiera lo que le había pasado, por lo que ella misma limpio todo lo que había manchado, que por suerte solo hubiera sido la ropa que llevaba puesta. Ya sin manchas de sangre podía dárselas a lavar a las doncellas y si le preguntaban por la humedad de las prendas diría que se cayeron a la tina accidentalmente.

 

Poco a poco el susto del sangrado fue remplazado por la tristeza que le hizo pasar a Dafne varios días en cama, prácticamente sin comer, le dolía el cuerpo, se sentía débil, pero aun así no tenía apetito, por lo que apenas y tomaba agua.

 

Katya estaba muy preocupada por Dafne, aunque desconocía por completo lo que le había pasado en el baño aquella noche, si notaba que la Santia estaba pálida y débil, casi no hablaba y solo se limitaba a negar y asentir con leves movimientos de su cabeza.

 

Una tarde, cuando Dafne regresaba de la cocina con un vaso de agua, vio como Katya entraba corriendo al templo de forma tan alegre y feliz que desconcertó a Dafne por completo.

 

-¡Dafne puedes creerlo! ¡Saga revivió!- Por primera vez Dafne veía a Katya realmente emocionada, algo que era bastante raro, pues a pesar de todo el tiempo que llevaban de ser amigas Katya siempre había sido muy inexpresiva.

 

-Me alegro por ti, siempre fuiste importante para el- respondió Dafne haciendo un esfuerzo por hablar. Le gustaba ver a su amiga así de feliz pero a ella la tristeza la estaba consumiendo día con día.

 

Katya salió corriendo de Géminis y fue lo más rápido que pudo a los aposentos de Atena, donde Saga estaba aún recuperándose, alcanzó a verlo desde el pasillo que conducía a la entrada de su habitación, no claramente pero podía notar su acompasada respiración por el leve movimiento de las sábanas.

 

Saori estaba en la entrada de la habitación y al ver a Katya sintió que la invadía por completo la ira pero aun así puso su mejor cara y recibió amablemente a la Santia.

 

- Katya que bueno que viniste, Saga te llama cada que despierta- dijo con tranquilidad.

 

Katya se acercó lentamente hacia él y al llegar a su lado tomó su mano entre las suyas, entonces Saga despertó.

 

- Katya - murmuró Saga abriendo lentamente sus ojos. De nuevo tenía aquella prístina mirada que había perdido ya hace tanto tiempo.

 

-No te esfuerces tanto, aquí estoy- respondió Katya sentándose en la silla que estaba al lado de la cama y acariciando ligeramente la frente del Santo de Géminis.

 

Saori por su parte observaba discretamente desde la entrada de la habitación como Saga se esforzaba por estar despierto a pesar de su debilidad, todo por estar más tiempo con Katya. Se cubrió con una mano la boca intentando ahogar su llanto pero sus ojos la traicionaron, por más esfuerzos que hacía sentía ya como las prístinas lágrimas se le acumulaban y estaban a punto de correr libremente. Entonces alcanzó a ver cómo Katya y Saga se besaban. Lentamente Saori se fue dejando caer recargada en la pared, lloraba en silencio pues jamás pensó que Saga podría estar enamorado de alguien más.

 

Sabia en su interior que Saga estaría dispuesto a morir protegiéndola y que le tenía el amor que los mortales les pueden brindar a sus dioses, pero no la amaba de la forma que ella quería, pues ese amor le pertenecía a Katya.

 

Mientras tanto en Escorpio.

 

Milo había arreglado todo su templo para darle la bienvenida a Camus, tanto así que las doncellas habían trabajado más tiempo del habitual para dejar todo listo. Las baldosas del piso estaban recién pulidas a grado tal que parecían espejos,  la tapicería de los muebles había sido lavada a profundidad y perfumada, la habitación de Milo fue donde más tiempo se llevaron, pues todo tenía que quedar como si fuera nuevo.

 

Al momento en que Olivia le informo que las doncellas habían terminado Milo recorrió su templo y quedo satisfecho con el trabajo de las doncellas, todo estaba como a Camus le gustaba incluso había un sutil aroma a vainilla en el aire, el favorito de Camus.

 

Así Milo abandono su templo y fue por Camus quien ya se encontraba en franca recuperación, razón por la cual le habían permitido a Milo llevarlo a su templo con la condición de que él iba a cuidar de Camus, ver que tomara sus medicinas a tiempo y que no hiciera grandes esfuerzos hasta que su recuperación terminara.

 

Milo llevo a Camus en brazos desde Tauro hasta Escorpio a pesar de que Camus insistía en que podía caminar.

 

-Recuerda que no debes esforzarte-  le respondió Milo dándole un fugas beso en los labios.

 

Al llegar a Escorpio Milo esperaba que Camus se sorprendiera del cambio que había sufrido su templo, y que le hiciera algún cumplido por lo bien que había quedado, pero no fue así, lo dejo pasar convenciéndose que la debilidad de Camus hacia que no se diera cuenta de muchas cosas, así que no estaba de más que él se las hiciera ver.

 

-Camie, ¿notas algo diferente en el templo?- dijo Milo girando con Camus en brazos en medio del templo.

 

-¿Que por fin te quitaron las telarañas en el techo?-  respondió Camus

 

-No solo eso amor, mira a tu alrededor, ¿Te gusta el cambio?-

 

-Me da igual no es mi templo-

 

-Camie...- dijo en un susurro Milo que se había sentido herido por la respuesta

 

-Es verdad no es mi templo y apenas me recupere me iré de aquí-

 

-Pero Camie…-

 

-Milo, ¿Cuándo te cansaras de rogarme?-

 

-Al menos quédate hasta que te recuperes- pidió Milo desviando la mirada.

 

-Solo hasta que me recupere, y después me iré, por cierto ya puedes bajarme- dijo tajante Camus, pero Milo no le hizo caso y lo llevo en brazos a su habitación, lo deposito suavemente sobre la cama, se acomodó sobre él, atrapando el cuerpo de Camus entre sus piernas y brazos, con cuidado de no dejar caer su peso y comenzó a repartir suaves besos sobre el rostro de Camus.

 

-Milo déjame descansar, solo dame mis medicinas y déjame dormir- pidió Camus fastidiado por la insistencia de Milo.

 

-Pensé que te gustaría dormir conmigo, podría calentarte con mi cuerpo para que duermas mejor- dijo Milo llevándole a Camus un vaso de agua y una charolita con las diferentes pastillas que tenía que tomar.

 

-Milo eres patético, de qué manera tengo que decirte que me dejes en paz- dijo molesto Camus mientras tomaba la charola con las pastillas y el vaso de agua. –Bien ya me tome las medicinas ahora apaga la luz y déjame dormir- Camus le entrego el vaso y la charola a Milo, se cubrió con las mantas y se acomodó dándole la espalda a Milo.

 

-Buenas noches Camie- Dijo Milo acomodando las mantas para que le cubrieran bien la espalda y enseguida dejo un beso en la mejilla de Camus que refunfuño molesto ante el gesto.

 

-Vete y déjame descansar- exigió Camus.

 

Milo apago la luz y salió de la habitación cerrando la puerta, camino con desgano hacia la cocina dejando en la tarja la charola y el vaso de agua, se sentía inmensamente triste, nada había salido como él lo esperaba, y con el mismo desgano camino hacia la habitación que hace poco había dejado Dafne, no sin antes descorchar una botella de vino tinto que se encontró en la cocina.

 

Al llegar a la recamara se sentó en la cama y bebió largos tragos de vino hasta vaciar la botella, arrojo el envase vacío contra la pared, la botella de cristal se hizo mil pedazos, que cayeron al suelo reflejando la luz de las lámparas, dando prístinos destellos que Milo observo con atención, mientras recordaba el tiempo que paso con Shaina y Shoko, la había pasado bien, de eso no tenía dudas, incluso una ligera sonrisa se dibujó en su rostro al recordar aquellos momentos. Pero de pronto una corriente de aire entro a la habitación proveniente de una ventana que se había quedado abierta.

 

Enseguida Milo fue a cerrar la ventana, pero al regresar a la cama noto que un pequeño oso de peluche blanco con un corazón bordado al centro había caído de la repisa que estaba arriba de la cama.

 

-Estúpida Dafne no se llevó todas sus cosas- dijo tomando con brusquedad al oso y dejándolo de nuevo en su lugar en la repisa, pero al hacerlo noto que debajo del oso se encontraba una nota que decía:

 

Si algún día me extrañas, presiona su corazón.

 

Milo tomo de nueva cuenta al oso y presiono el corazón, entonces la voz de Dafne salió del pequeño oso, tan clara como si Dafne misma estuviera ahí diciéndole

 

“Te amo bichito”

 

 Milo abrazo al pequeño oso sintiendo como un nudo se formaba en su garganta.

 


Fictober 2019 Día 17: Incesto






Milo había pasado la noche entera en el cementerio calentando a Camus con su cosmo, gastando casi hasta el último rastro de energía que tenía, por lo que cuando los primeros rayos de Sol comenzaban a tocar las lapidas del cementerio, Milo estaba completamente agotado, sabía que si continuaba así podría morir, pero no le importaba, prefería morir en ese lugar intentando revivir a su amado que pasar toda una vida extrañándolo.



-Camie, Cam, despierta por favor- dijo moviendo suavemente el cuerpo que tenía en sus brazos, pero no hubo respuesta.



-Camie, quería que volviéramos a estar juntos, quería una vida a tu lado pero… ya no puedo más- Milo sintió como su cuerpo pesaba cada vez más y más obligándolo a recostarse pero sin soltar a Camus. Entonces cuando estaba a punto de perder el conocimiento vio como Camus comenzaba a abrir los ojos.

Hyoga fue el primero en sentir como el cosmo de su maestro volvía a aparecer y como se iba fortaleciendo lentamente, por lo que acompañado por Jabu no dudo en ir a su tumba, donde lo encontró intentando ponerse de pie mientras que Milo estaba inconsciente.



Hyoga y Jabu se llevaron a ambos Santos a la casa de Tauro donde serían atendidos.

Saga había sido llevado a los aposentos de Atena donde Saori ya se encargaba de sanar la herida que había causado su muerte.



Mientras tanto en la casa de Aries.

-Estoy seguro que dijo Katya- dijo Jabu antes de dar otra mordida al sándwich que Aldebarán le había preparado.



-No es posible, seguramente no escuchaste bien, además Saga estaba muy débil pudo decir cualquier incoherencia, tal vez fue un simple balbuceo sin mayor significado- respondió Hyoga

-Como sea eso casi raya en el incesto, Saga es muy mayor para Saori, podría ser su padre- dijo Marín.

-Si a esas vamos pues lo de Milo y esa odiosa Santia también seria incesto- respondió Shaina molesta.



-Vamos Shaina ya supera lo de Milo, siempre encuentras la manera de hablar de el- dijo Jabu tomando otro sándwich del platón que había llevado Aldebarán.



-Sea lo que sea ninguno de nosotros tiene derecho de cuestionar las decisiones de Atena, y respecto a lo de Milo, solo espero que Dafne no salga herida- respondió Aldebarán dejando varios tarros de cerveza en la mesa.

-Por Dafne no te preocupes, que tu amigo Mu está más que dispuesto a prestarle sus hombros para que Dafne apoye sus piernas- dijo Shaina tomando uno de los tarros que Aldebarán había llevado.



-No hables así de Mu, él no es así, además estamos en su casa- replico molesto Aldebarán.

-Pues si por que la tuya parece hospital, y Mu siempre te deja usar su casa- respondió Shaina.



En Tauro.



Milo ya se había recuperado lo suficiente para levantarse y estaba impaciente por irse.

-Ya estoy bien, tengo que regresar a Escorpio a arreglar algunos asuntos, antes de que despierte por completo Camus- dijo poniéndose en camino.



-Pero Milo, aun no estas al cien necesitas cuidados y descanso- dijo Afrodita alcanzando a tomar a Milo por el brazo.

-No puedo descansar ahora, debo preparar todo para Camus- dijo despidiéndose de Afrodita y caminando lentamente hacia la salida del templo de Tauro.



-Vamos Milo, ni que Camus no supiera lo desordenado que eres a comparación de el- grito Shura, pero Milo no respondió, pues aunque su cuerpo estaba a escasa distancia de Shura su mente ya estaba en otro sitio.

Milo subía lentamente los escalones, pues en algunos podía sentir un leve mareo causado por su visible debilidad, pero no se detuvo, continuo con su camino a paso lento y haciendo varios descansos, fingiendo que se detenía a observar el paisaje.



Mientras tanto en Escorpio, Dafne estaba terminando de decorar una pequeña caja que había forrado con papel de regalo.

-¿Olivia, crees que me quedo bonita la envoltura, le gustara a Milo?-



-Saintia Dafne, yo, yo solo soy una doncella del santuario, no sabría decirle- respondió nerviosa la chica que se apresuraba a limpiar el templo.

-Vamos Olivia, llevas años limpiando esta casa y no puedes decirme si le gustara o no a Milo, algo debes de saber sobre el después de años de limpiar su casa-



-La verdad es que no sé cómo lo tomara, es que, si me permite decirle, es muy pronto- hablo con timidez la doncella.

- Pues solo dime donde crees que se ve mejor el moño en una esquina o en el centro-pregunto la Santia presentándole a Olivia el moño en una y otra posición.



-Bueno yo creo que se ve mejor en una esquina, pero, como le guste más a usted- respondió con timidez la doncella mientras recogía y guardaba parte de lo que había usado para limpiar.

Dafne termino de pegar el moño en la esquina de la caja, escucho unos pasos acercarse a la habitación y guardo apresuradamente el pequeño paquete al fondo de un cajón en la habitación de Milo.



-¡Bichito!- Grito Dafne saliendo al encuentro de Milo para abrazarlo.

-Dafne, estoy cansado podrías soltarme y dejar que me valla a descansar- dijo secamente apartando a Dafne.



-Está bien, es solo que yo…- dijo casi en un susurro Dafne.

-Olivia vete de mi habitación, ya pulirás el piso cuando me sienta mejor, además supongo que Dafne no te dejo trabajar bien, esa Santia a veces es muy molesta- dijo Milo sentándose en su cama mientras Olivia solo intentaba desesperadamente juntar sus cosas para irse.



-Milo, ¿amor quieres un té?, ¿algo de fruta?, ¿vino?- pregunto desde la puerta Dafne.

-Solo quiero que me dejes descansar, a veces eres muy molesta, quisiera que tuvieras botón de apagado- contesto Milo llevándose una mano a la frente.



Olivia termino de recoger sus cosas con ayuda de Dafne quien la acompaño hasta la salida donde se quedó observando como Olivia se alejaba bajando las escaleras, mientras los últimos rayos de luz del atardecer tocaban la tierra.

-Estoy muy cansado pero será mejor que lo haga ahora, así mañana puedo dedicarme a preparar todo para la llegada de Camus- murmuro casi de manera inaudible



-¡Dafne!- Llamo Milo desde su habitación y la Santia no tardo en acudir al llamado.

-¿Qué pasa? ¿Necesitas algo? ¿Quieres algo de comer?, te ves muy cansado y preocupado ¿puedo ayudarte en algo?- dijo sentándose al lado de Milo.



-No, no es nada de eso, Es solo que necesito pedirte que te vayas- dijo secamente.

-No te entiendo, tú me pediste que viniera- dijo Dafne bajando la mirada y saliendo de la habitación.



-Espera, no entendiste- volvió a llamarla Milo.

-Claro que entendí, me dijiste que me fuera y eso hice- respondió Dafne con algo de molestia.



-No, no solo quiero que salgas de mi habitación, sino que te vayas por completo, que te lleves tus cosas y desaparezcas de mi casa, doy tu entrenamiento por terminado así ya no tienes razón alguna para volver a poner un pie en la casa de escorpio-

Dafne se quedó sin palabras e inmóvil.



-Anda que esperas tus cosas no se van a empacar solas, si quieres le llamo a alguien para que te ayude- dijo Milo poniéndose de pie.

-Pero Milo, yo pensé que tú y yo…-



-No Dafne ahórrate el drama, sabes mejor que nadie que tu parecido a Camus fue lo que te mantuvo en mi casa y sobretodo en mi cama, sino por qué crees que más de una vez te llame Cam cuando estaba a perdido de placer-

-Pero…-



-Sin peros Dafne. Yo, no pensé que mi Camus fuera a revivir, pero aquí está de nuevo y no voy a perder la oportunidad de estar de nuevo con el amor de mi vida solo por ti-

Dafne sentia que algo en su interior se habia roto en mil pedazos con cada palabra de Milo, y solo abrazo con fuerza a Milo esperando que todo eso fuera una pesadilla mientras sus lágrimas ya mojaban la ropa de Milo.



-Dafne suéltame, y ve a empacar- dijo secamente Milo.

-Al menos llama a unas doncellas para que me ayuden- dijo entre sollozos Dafne quien estaba sorprendida al ver que aun podia hablar apesar del nudo que tenia echo en la garganta.

Milo salió de la habitación, aun escuchaba el llanto de Dafne y una parte de él quería regresar y abrazar a Dafne, decirle que nada de lo que acababa de decirle era verdad y que la amaba, que no tenía que empacar y que se quedarían juntos por siempre. Y así hubiera sido si Camus no hubiera regresado de la muerte. Milo apretó la mandíbula y se dirigió a llamar a las doncellas.

Dafne se puso de pie al notar que Milo ya se había ido y comenzó a empacar sus cosas, que en realidad no eran demasiadas, pero con las lágrimas nublando su vista la labor no era fácil.



-Santia Dafne, deje eso, nosotras empacaremos por usted, chicas guarden todo en esas maletas- ordeno Olivia abrazando a Dafne quien seguía llorando.

Las doncellas terminaron de empacar todas las pertenencias de la habitación de Dafne.



-Quiere que saque el paquete que dejo en la otra habitación- susurro Olivia al oído de Dafne.

-No, de todas formas algún día se va a enterar- respondió Dafne también en un susurro.



-Ya terminamos de empacar lo que nos pidió- informo Olivia a Milo.

-¿Revisaste bien que no se quedara nada?- pregunto Milo



-Sí, revisamos 3 veces-

-Mañana quiero que vengas temprano a limpiar todo mi templo, debe quedar reluciente antes de mediodía-



-Como usted ordene- respondió Olivia esquivando la mirada de Milo. Estaba molesta pero no podía externar sus sentimientos.

-Me retiro- dijo Olivia saliendo del templo.



Dafne ya había empezado a bajar las escaleras jalando con dificultad una de sus maletas y la pandora box. Mientras que sus otras maletas eran llevadas por doncellas.

-Permítame- dijo Olivia tomando la maleta que Dafne llevaba.



Entonces Dafne solo acomodo la capucha de su sudadera y se abrazó así misma apretado los labios mientras pensaba en como era posible que Camus reviviera.